En estos tiempos, la salud es uno de los temas que más preocupación está generando en diversos países del mundo siendo Latinoamérica uno de los más cuestionados, y más aún con la pandemia del COVID-19, lo cual ha evidenciado las limitaciones del sistema de salud. En ese sentido, es necesario mostrar una radiografía a los sistemas de salud en Latinoamérica partiendo de los componentes y funciones principales que caracterizan a aun sistema de salud.

Un sistema de salud son todas las organizaciones, personas y acciones cuyo propósito es promover, restaurar y mantener la salud. En cierto modo, un sistema de salud está orientado a responder las necesidades de la población, que incluya calidad, calidez y atención oportuna, ser equitativos en cuanto a las contribuciones y mejorar la salud a través de indicadores como esperanza de vida y años de vida saludable.

Las funciones de los sistemas de salud son:

Provisión de servicios: Es la función más compleja y transversal el cual está orientado no solo a proveer servicios, sino que estos sean de calidad, eficientes y eficaces que permitan satisfacer las necesidades de los usuarios.

Generación de recursos: Son los medios los cuales permiten lograr los objetivos, estos pueden ser recursos materiales, tecnológicos, financieros y humanos; este último es indispensable porque abarca la formación del personal y sus competencias acorde a las necesidades del país.

Financiamiento: Es la generación, asignación y utilización de los recursos para cubrir las necesidades de la población. El porcentaje mínimo de inversión en salud recomendado por la OMS es 6%, sin embargo, son pocos los países en Latinoamérica que alcanzan las expectativas.

Gestión: Esta función está relacionada con la gobernanza y política que caracteriza a un país, para ello es importante tener una gestión eficiente que pueda dar respuesta al consumidor, garantizar los niveles de calidad y mejorar la calidad de vida de las personas.

Es importante conocer estas funciones y en base a eso diseñar un modelo de sistema de salud en cada país latinoamericano. En el caso de Perú, este se caracteriza por estar fragmentado, es decir muchos de los organismos gubernamentales no trabajan articuladamente, y, paralelamente es segmentado porque existen diversos mecanismos de prestación y financiamiento. Argentina se caracteriza por tener una excesiva fragmentación, limitaciones en la supervisión y gobernanza y cambios en los patrones epidemiológicos, a esto hay que incluir la inflación de los últimos años. Colombia por su parte, se caracteriza por tener un sistema de competencia regulada y mixta, compuesta por amplio sector social. Chile ha mejorado en los últimos años gracias al desarrollo socio-económico y a la reforma centrada en los derechos de los pacientes. México posee un sistema mixto y fragmentado concentrado en instituciones de protección social. Brasil por su parte, dispone de un Sistema de Único de Salud que abarca en mayor parte al del privado, asimismo es uno de los países que se encuentra en transición epidemiológica por enfermedades no transmisibles (ENT) lo cual repercute en las acciones sanitarias. Así como estos países, existen otros que han predominado en cuanto a inversión en salud tales como Cuba, Uruguay y Costa Rica. En conclusión, la gran mayoría de sistemas de salud de Latinoamérica son similares en cuanto a estructura, sin embargo, esto difiere en las acciones del gobierno, empresa privada y las personas. Si queremos mejorar un sistema de salud es necesario impulsar estrategias basadas en la Atención primaria en Salud, con una mirada holística e integral que no solo incluya la visión hospitalaria, sino también la participación social, el manejo eficiente de recursos, la gestión basada en las necesidades de la población y la prestación de servicios basado en eficiencia, eficacia y equidad, de tal modo que se pueda mejorar el panorama actual